EPE Espiritualidad Política Economía

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Leopoldo Alberto Cook y Antonorsi

26 de abril de 2020 (a 42 días de cuarentena)

 

Nuestra sociedad en jaque

 

El Coronavirus nos ha puesto en jaque, ha develado la fragilidad del sistema de vida que hemos adoptado desde hace varios siglos. El Neoliberalismo fracasó. El sistema financiero se está viniendo bajo. Todas las normas que regían la sociedad se están desplomando. Ya no habrá normalidad después de esto.

 

Nuestras actividades habituales han sido seriamente afectadas. No sabemos cómo vamos a tener que proceder una vez pase la amenaza. ¿Podremos tener una vida normal? ¿Seguiremos con el mismo tipo de sociedad insustentable, generando crisis periódicas similares o peores?

 

Necesitamos cambiar.

 

Para cambiar, necesitas un nuevo modelo. Pero no lo tienes a disposición en la vida que has llevado hasta ahora.

 

Te proponemos un nuevo modelo sustentable que garantice nuestra paz, nuestra felicidad.

 

Pero hay que actuar ya. Si actúas, funcionará.

 

Dios proveyó

 

Mira a tu alrededor. ¡Todo eso ha sido puesto allí para nosotros! ¡Qué maravilla!

 

Tenemos un Universo perfectamente diseñado para la vida, para la Conciencia. Decenas de parámetros (como la magnitud de las fuerzas electromagnética y gravitacional, fuerte y débil, para que se pueda constituir la materia; el tamaño preciso de las partículas elementales de la materia; el tamaño y distancia entre los diversos astros para permitir la formación de la vida y protegernos de los asteroides; el porcentaje benévolo y constante de 21% de oxígeno en la atmósfera; etc.)

 

Todo está dispuesto para ser protegidos.

 

Tenemos un Sol que nos calienta y nos provee de energía para la vida. Disponemos de un planeta, ni muy alejado, ni muy cerca de la estrella madre, a la distancia justa para albergar la vida, con nuestro satélite La Luna, del tamaño y distancia exactos. ¿Para qué?, para protegernos de los meteoritos.

 

Nuestros planetas hermanos completan esa protección: sin Júpiter, estaríamos calcinados por los meteoritos que él misericordiosamente atrae.

 

Nuestro planeta es sabio. Dispone de un magma que, al girar más lento que la corteza, genera un campo magnético que nos protege de radiaciones malignas para la vida.

 

Así mismo, nos ha sido dada una atmósfera que en su parte alta dispone de una capa de ozono que repele también cuerpos y radiaciones cancerígenas.

 

¡Qué maravilla! Tenemos una atmósfera para disfrutarla. No sólo nos garantiza el oxígeno, ¡siempre constante en un 21%!, sino que nos acaricia, nos refresca, nos protege.

 

Nuestras hermanas las plantas aseguran que sea así, que tengamos siempre el oxígeno necesario y se capte del dióxido de carbono que expulsamos.

 

¡Todo funciona en un ciclo multidiverso perfecto, hecho para nuestra protección! Las hermanas plantas nos alimentan, nos nutren, nos ayudan a crecer. Y todos los seres están aquí en armonía perfecta, en equilibrio circular. La Naturaleza nos da todo lo que necesitamos para subsistir, a todos los que aquí habitamos y a muchos más si sabemos conservar el equilibrio. Tenemos un Universo que nos da energía para miles de millardos de seres. Una Tierra que tiene la capacidad de darnos protección para todos los que aquí vivimos y muchos más, de cualquiera de los reinos, bacterias, archaeas, protistas, plantas, hongos y animales. Nos alimenta a todos, en perfecta circularidad multidiversa. Satisface todas nuestras necesidades.

 

Por eso la sabiduría popular dice: “Dios proveerá”; pero yo prefiero decir: “Dios proveyó”. Ya está ahí, sólo necesitamos alargar la mano.

 

Nos ayuda a crecer con perfecta simetría. Nos protege, y cuando nos enfermamos, muchas veces por no seguir su sabio curso, nos sana. Un Universo que trabaja para nosotros con amor y armonía, que garantiza nuestra supervivencia. Con profundo amor, trabaja para nosotros según una ley y orden perfectos, alternando entre los opuestos.[1]

 

Todo está allí para nosotros. Somos administradores de ese maravilloso tesoro. Por alguna razón, el universo nos ha colocado a la cabeza del grado de consciencia para tener la capacidad de vernos a nosotros mismos, como parte de ese todo, y con la misión de administrar, para toda la filiación, los inmensos recursos que se nos han dado.

 

Rendiremos cuentas, como los tres servidores a los que un hombre encomendó sus pertenencias para que se las administrara (Mateo 25, 14-30). A su regreso premió a los que las multiplicaron, y recriminó a los que no hicieron buen uso de ellos.

 

Nos preguntamos, ¿cómo estamos administrando la herencia?

 

Economía

 

La economía viene del latín: administrar la casa. Este universo es nuestra casa.

 

Se ha considerado por muchos a la economía como la ciencia fundamental para la administración de los recursos, en este caso del planeta.

 

En nuestra lenta evolución, la exagerada importancia concedida a lo material, característico de la modernidad, madre del capitalismo y del comunismo ortodoxo, ha creado profundos desequilibrios. Inmensas contradicciones naturaleza – ser humano, capital transnacional – estados nacionales, trabajo – capital, han desembocado en un mundo de guerras, epidemias, hambre que es a claras vistas insustentables.

 

Se ha demostrado que el valor de los bienes y servicios proviene de la materia que nos dota el universo y del trabajo humano. Los primeros, son herencia común. Los segundos, capacidad común. Pero la distribución no ha sido nada equitativa.

 

La economía sola ha sido como una carreta desbocada, sin caballos. Los que dirigen los procesos han actuado en la defensa de sus intereses egoístas, sin comprender su responsabilidad como administradores.

 

Política

 

A la política, tratado de lo público, lo civil, le corresponde que lo común sea administrado en forma tal que se ponga al servicio de todos.

 

Grandes revoluciones y evoluciones han apuntado hacia eso. La historia, lenta pero sostenidamente, ha ido empujando en esa dirección.

 

Pero quienes han ejercido el poder político no siempre han actuado en función de la mayoría.

 

Espiritualidad

 

Espiritualidad es aquello que nos lleva hacia adentro. “La vida de Dios dentro de nosotros”, dijo Santa Teresa.

 

Necesitamos una sociedad en la que la Espiritualidad guíe a la Política, para que ésta guíe a la Economía. En ese orden.

 

Gobierno Mundial

 

Esa opción de la ofrece la Revolución Mundial que representa la Constitución Mundial para la Federación de la Tierra.

 

Un gobierno mundial, de los pueblos y las naciones, bajo un Parlamento que tome decisiones (no recomendaciones como la ONU), integrado por personas virtuosas con visión planetaria, para erradicar la pobreza, la guerra, la contaminación.

 

Qué te proponemos

 

Actuemos ya.

 

Ratifica la Constitución Mundial para la Federación de la Tierra manifestando el juramento anexo y enviándolo de vuelta. Con ello te conviertes en ciudadano de la Tierra (conservando tu nacionalidad).

 

Promuévela. Consigue al menos cinco personas que a su vez la ratifiquen y juren.

 

La revolución tiene tres caras: personal (tu revolución interna, ética, espiritual), social (en tu país) y mundial. Las tres patas de un taburete, todas son necesarias.

 

¡Hagamos entre todos la  masa  crítica  para  impulsar  la  CONSTITUYENTE MUNDIAL!



[1] Tomado de mi libro: “Paren el mundo que me quiero subir”.

Leopoldo Cook
27 April, 2020
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