Guatire, La Villa Heroica, 3 agosto 1998
LOS CAMBIOS CONTINUOS
Muchos procesos naturales corresponden a distribuciones exponenciales, es decir, que una variable aumenta en forma más que proporcional. Por ejemplo, la población: lo que la población aumento en los últimos 10 años es mucho más que lo que aumentó entre 1800 y 1810. Dentro de cien años, seguramente la población aumentará mucho más que entre 1988 y 1998. En los tres casos se trata de diez años, pero la distribución de la población es exponencial.
Igual ha sucedido con el desarrollo de las sociedades humanas. Desde que el hombre es “homo sapiens” hasta que se hizo un ser sedentario gracias a la agricultura, pasó alrededor de un millón de años. Le tomó a la raza humana un millón de años para internalizar en su cultura el arte de cultivar y todos los aspectos culturales que ello implica. Eso ocurrió hace unos diez mil años, cuando se impuso la conocida primera ola.
Luego, desde eso momento, nos tomó cerca de diez mil años para convertir al mundo en un ámbito industrial, e imponerse la segunda ola. Diez mil años es mucho tiempo, pero es cien veces menos que un millón. Y en esos diez mil años se avanzó muchísimo más que en el millón de años anteriores. La sociedad se transformó completamente, organizada alrededor de las ciudades fábricas. La cultura de la sociedad industrial cambió también radicalmente.
Luego, en los siguientes doscientos años, se dieron muchas más transformaciones que en los diez mil años que le precedieron. Nuevamente se repite el crecimiento exponencial. El desarrollo acumulativo transformó en esos doscientos años el mundo a un nivel irreconocible con respecto al mundo anterior. La información, las telecomunicaciones, los jets, las computadoras, impulsaron la mayor revolución tecnológica y cultural que se haya visto en la historia, la tercera ola, en un periodo de tiempo casi cien veces menor que los diez mil años que tomó llegar de la agricultura a la industria.
La historia humana es acumulativa, y por ello, cambia con distribución exponencial. Las experiencias del pasado quedan integradas en la cultura mundial, y aunado esto al hecho que cada vez somos más, permite que los cambios tomen cada vez menos tiempo. Normalmente las fuerzas productivas (la tecnología) van cambiando en este evolucionar, impactando la cultura humana, las relaciones de producción. La cultura es conservadora y toma su tiempo en cambiar: normalmente no aceptamos cambios tecnológicos que afecten radicalmente nuestro estilo de vida. Una sociedad puede tomar hasta más de una generación en asimilar en su cultura los cambios de comportamiento a que induce la introducción de una nueva tecnología.
Cuando le hombre cambio del nomadismo al sedentarismo, llevaba un millón de años acostumbrado a la vida errante. Sin embargo, la nueva sociedad agrícola perduró por unos diez mil años, tiempo suficiente para asimilar el impacto de ese radical cambio tecnológico.
Luego, cuando nació la industrial, llevábamos diez mil años en una sociedad con base agrícola, por lo que el impacto también fue fuerte. Sin embargo, la sociedad industrial se ha mantenido por más de doscientos años, tiempo también suficientemente largo para asimilar la tecnología en una nueva cultura.
Pero apenas llevamos doscientos años con la cultura industrial, cuando ya la sociedad de la información comienza a prevalecer. Se nos comienza a imponer un cambio cultural cuando no terminamos de asimilar el patrón industrial. Y lo que es más drástico, de acuerdo a la distribución exponencial, no habrán pasado cuarenta años, cuando nuevos cambios tecnológicos crearán rupturas en los patrones culturales, forzando el nacer de una cuarta ola. De ahora en adelante, la periodicidad de cambios tecnológicos será tan breve que no dará oportunidad a la sociedad humana a sedentarizar una nueva cultura en respuesta a ella. Viviremos en un contínuum de cambios que no permitirá estabilizar un patrón cultural estable. Por ello el devenir de olas no vendrá ya impulsado por transformaciones tecnológicas, sino por el tiempo mínimo que una sociedad humana necesita para asimilar un patrón cultural. En todo caso, en el futuro, mas que un devenir de olas, el desarrollo parecerá más bien un continuo de tumultuosas olas muy cerca unas de otras.