Para entender lo que pasa en el mundo, es necesario que hablemos de la espiral de la historia[1], algo más correcto que “ciclo” u “onda” (de Kondratieff), porque la historia no es simplemente repetitiva, predecible. Pero es predictiva, es un sistema complejo, gobernada por la teoría del caos, por ciertos atractores.
Para entender cómo avanza la historia, podemos imaginarnos una forma de espiral ascendente. Ocurre en todos los tipos de sociedades. El capitalismo no es la excepción. Es más, en el capitalismo la potencia de esa dinámica es inmensa.
Todas las sociedades necesitan cambiar, si no, terminan desapareciendo. El capitalismo se caracteriza precisamente por su incesante necesidad de crecer, como un cáncer.
En toda sociedad, al crecer, las fuerzas productivas llegan a alcanzar un desarrollo demasiado grande para las relaciones sociales vigentes. El choque de opuestos llega al punto que, o se destruyen las relaciones y se construyen unas nuevas, adaptadas a las nuevas condiciones, o las fuerzas productivas retroceden.
El cambio social solamente se produce cuando son las relaciones viejas las que ceden. La mayor parte de estas colisiones no llegan a nada, hay un empate: las relaciones se reconfiguran para que crecimiento continúe y las fuerzas productivas retroceden por un tiempo para volver a comenzar a expandirse.
Son las crisis existentes en cada tipo de sociedad, pero características y recurrentes del capitalismo.
Si bien hay un retroceso y adelanto, en la siguiente fase se parte de un nivel más elevado, las fuerzas no han sido obligadas a volver a cero. Entonces la historia ha avanzado, pero no en forma de onda sino de espiral. La nueva etapa arranca un nivel más arriba. Lo que significa que la próxima crisis tendrá una magnitud mayor.
Es una forma espiralada creciente.
La historia es caótica[2]. Es un sistema caótico de «nivel dos». El caos de nivel uno es caos que no reacciona a las predicciones sobre él. El tiempo meteorológico, por ejemplo. El caos de nivel dos es un caos que reacciona a las predicciones sobre él. Los mercados, por ejemplo, son un sistema caótico de nivel dos. También la política es un sistema caótico de segundo orden.
Es interesante comparar lo dicho con las teorías sociales tradicionales occidentales y orientales.
El marxismo, herencia occidental y del modernismo, tienes muchas bases filosóficas correctas e interesantes. Pero asume el carácter lineal del tiempo. La historia responde según él a una serie de leyes dialécticas expresadas en el Materialismo Histórico. La lucha de clases es la fuerza propulsora que, y tras el crecimiento de las fueras productivas en forma tal que facilitan unas relaciones sociales que se colocan muy por encima de lo que permiten las relaciones sociales existentes, crean tensiones que terminan siendo insalvables, produciéndose la revolución, con el salto a una relaciones sociales de mayor nivel.
En Oriente tenemos una visión interesante, la de P.R. Sarkar[3] (Ananda Marga, PROUT), que asume el carácter cíclico espiralado del devenir del universo, y por tanto de la historia, estableciendo cuatro tipologías sociales (guerreros, intelectuales, comerciantes, obreros, son sólo tipologías, tipificaciones) que tienden a caracterizar épocas históricas que se suceden unas otras: una sociedad orientada por el espíritu “guerrero” da paso a una de los “intelectuales”, para luego una de los “comerciantes” en un proceso evolutivo, para culminar en un proceso revolutivo con los obreros e reiniciar otro ciclo. En realidad, según él, no se ha completado aún un ciclo completo en la historia. Estamos antes esa gran revolución por venir.
Clare Graves[4], de occidente, toma el carácter cíclico del tiempo y propone, tras serios estudios de varias décadas, una tendencia de sociedades de tipo “yo” (que se orientan al desarrollo de la persona con preferencia sobre lo colectivo) y tipo “nosotros” (que dan prioridad a lo colectivo), que se alternan en forma espiralada, de modo que cada una incluye pero trasciende a la anterior. Es interesantísimo ver como esos ciclos se repiten en el desarrollo individual de las personas.
Es interesante observar que el ciclo de cuatro estadios de Sarkar se puede ver como un paso de dos veces del ciclo “yo” – “nosotros” de Graves: guerreros (yo – trabajo manual) – intelectuales (nosotros – trabajo intelectual) – comerciantes (yo – trabajo intelectual) – obreros (nosotros – trabajo manual). Es impresionante la convergencia.
Los ciclos de Sarkar se identifican con los de Graves: Yo, nosotros, yo nosotros.
Pero al mismo tiempo, hay un ciclo largo manual – intelectual, por cada dos ciclos de Graves. Se asemeja al electrón en torno al núcleo, que completa un ciclo cada dos vueltas, pues tiene spin 0,5. Imaginemos un medio ciclo yo – nosotros, con la modalidad “trabajo manual” (obreros, guerreros), seguido del siguiente medio ciclo de “trabajo intelectual” (intelectuales, comerciantes). Y así.
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Yo |
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Nosotros |
Trabajo manual |
Guerreros |
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Obreros |
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Trabajo Intelectual |
Comerciantes |
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Intelectuales |
Incluso, se podría intentar hallar cierta similitud de los diversos estadios históricos descritos por Marx con este modelo:
Comunismo primitivo Nosotros, trabajo manual (comunidad)
Esclavismo Yo, trabajo manual (guerrero)
Feudalismo Nosotros, trabajo intelectual (Iglesia)
Capitalismo Yo, trabajo intelectual (Capitalistas)
Socialismo Nosotros, trabajo manual (Proletarios especializados)
En general, los historiadores, antropólogos, etc., han encontrado una secuencia lógica de crecimiento social: Banda de cazadores y recolectores, tribu, jefatura, estado. Cuatro tipos de atractores, que perfectamente pueden hacerse corresponder con los modelos arriba señalados.
En todo caso, si consideramos a la sociedad humana un sistema complejo, podríamos en cierta forma identificar cada uno de los “tipos” generales de sociedad como una “cuenca de atracción” con su atractor[5] caótico (cada una de las cuatro modalidades de Sarkar, o de las de Marx, por ejemplo). La sociedad, en determinadas condiciones, tiende a estabilizarse en uno de estos tipos, con las características evolutivas de la época, así que el ciclo se repite espiraladamente en una espiral superior. En teoría, la sociedad se puede desplazar de un atractor a cualquier otro (en un “punto de bifurcación”), aunque hay más posibilidad de que lo haga al que le ofrece menos resistencia.
Puede que haya un macro atractor que relacione los diferentes atractores entre sí, una especie de macro atractor puntual.
Una sociedad tipo “yo” tendrá más tendencia a evolucionar hacia una de tipo contrario, “nosotros”, por reacción; y viceversa. Pero las de tipo “nosotros”, tenderán a conservar la modalidad de trabajo, y las “yo” a invertirlo.
Pero los atractores son generales y dinámicos. Un mismo tipo de atractor puede generar civilizaciones diferentes, cuando la espiral imaginaria pasa por el mismo lugar, pero una vuelta más arriba.
En resumen, en todo caso, la historia avanza hacia niveles superiores de conciencia, en forma espiralada, como un sistema caótico, sujeto a fuerzas atractoras complejas, en las que la voluntad humana puede jugar un papel importante.
[1] Ontología del lenguaje, Rafael Echeverría. Por supuesto, es necesario también recurrir a Clare Graves.
[2] De animales a dioses, Yuval Noah Harari.
[3] Sarkar, P.R. Economía Proutista. 1992. Sarkar, P.R. Discourses on PROUT. 1993. Sarkar, P.R. Neohumanismo. 2012
[4] Ribeiro, Lair. El Poder de la Complejidad. 2007. Beck, Don / Cowan, Christopher. Spiral Dynamics. 1996.
[5] Complejidad, el caos como generación de Orden, Roger Lewin y La Trama de la Vida de Fitfoj Capra.