ONU institución fallida, pero trinchera

Algunas personas no entienden por qué decimos que la ONU no es la solución, creen que le hacemos servicios al enemigo.

Dicen que la estrategia de las élites es debilitar a las naciones estado y a los mecanismos de integración multipolares, como la ONU, con el fin de hacer efectivo su gobierno mundial de hecho. Por eso, si atacamos a la nación estado y a la ONU estaríamos trabajando para el enemigo.

El objetivo de las élites es eliminar todo vestigio de poder multilateral, y todo poder nacional, para reinar en el caos. Un gobierno de las élites.

El objetivo de los pueblos es fortalecer todo lo que refuerce la democracia mundial, y debilitar, socavar, todo lo que fortalezca a las élites.

Por tanto, hay intereses contrapuestos y pareciera que el enemigo de mi enemigo no puede ser mi enemigo. Si la ONU está en la mira de las élites, entonces los pueblos tendríamos que defenderla, nos dicen.

Cierto que, ante los excesos de las élites, la ONU se convierte en una trinchera para los pueblos. Allí está la Declaración de los Derechos del Ser Humano. Allí la Asamblea General, foro en el que se ventilan los asuntos mundiales y se pueden llevar denuncias. Allí está la trinchera en la que nos defendemos contra los ataques de las élites.

Sin embargo, ¿cuántas de nuestras denuncias prosperan? ¿Cuántas veces se ha aprobado el cese del bloque a Cuba, por ejemplo, por inmensa mayoría (más del 98% de los votos en la Asamblea General), y, sin embargo, los EE.UU. se burlan de esas resoluciones? ¿Cuántas guerras ha evitado o revertido la ONU? Prácticamente ninguna. Ha habido más de 130 guerras durante su gestión.

La Asamblea General no decide, sólo recomienda, y está supeditada al Consejo de Seguridad, en el que las cinco naciones ganadoras de la Guerra Mundial tienen el derecho a veto. Tienen el control de una manera férreamente blindada, pues la ONU no se puede reformar sin su voto.

Tenemos razón al denunciarla como inoperante, desfasada en la historia.

¿Le hacemos el servicio al enemigo al atacarla?

Recordemos varios de casos de la historia.

En la guerra de Independencia de las naciones Latinoamericanas, algunos sectores del pueblo decían que no se podía apoyar una lucha de los mantuanos, de los terratenientes. Que éstos buscaban la Independencia para librarse del dominio español y asumir el control social. Que eso no representaba ninguna mejora para el pueblo. De hecho, muchos sectores populares se alinearon con los realistas. En Venezuela fue célebre el caso de Boves, quien congregó al pueblo en las filas realistas, en contra de los ricos, contra la oligarquía.

El genio de Bolívar, de procedencia mantuana, pero ganado a las nuevas ideas sociales, fue comprender el sentido estratégico de la Independencia. No se trataba sólo de sustituir una clase dirigente por otra, sino emprender una transformación social, alineada a los nuevos tiempos. Hizo lo necesario para transformar lo que se estaba convirtiendo en una guerra social, civil, en una guerra internacional y una revolución social. El pueblo lo comprendió y se alió a la Independencia.

La Independencia, objetivo de los mantuanos, era también el objetivo del pueblo, pero con una visión totalmente diferente. Por tanto, lo correcto era apoyar esa causa, aunque pareciese ser la misma de las élites dirigentes. Era un ascenso en la espiral de la historia.

Otro caso fue la lucha contra las máquinas emprendida por algunos obreros durante la Revolución Industrial. Las máquinas, decían, son un instrumento de explotación de la burguesía. Y las destruían.

Cierto, la industrialización contribuyó a ahondar la explotación. Pero el enemigo no era las máquinas, sino el sistema capitalista. Esa misma tecnología ha producido grandes beneficios a la humanidad, que han costado sangre, sudor y lágrimas al pueblo. Por eso, le pertenece. La nueva sociedad que estamos por construir expropiará toda la tecnología, por la que ya se ha pagado un precio inmenso, para trascenderlas con sentido social.

Buscamos elevar la calidad de vida del pueblo. Y la tecnología puede contribuir a elevarla o a empobrecerla, dependiendo de quien asuma su control.

Nuevamente, el hecho que de apoyemos el desarrollo tecnológico no significa necesariamente que le estamos haciendo el trabajo a las élites.

Un último ejemplo: se nos critica cuando hacemos observaciones a nuestros gobernantes locales, si son de nuestro partido (pero se nos elogia cuando las hacemos a los del opositor). Nos dicen que le hacemos el trabajo al enemigo, que no es conveniente. Pues los hechos han demostrado varias veces que no se trabaja para el enemigo criticando a nuestros gobernantes. Allí está, por ejemplo, lo sucedido el 21/11/2021 en muchas alcaldías.

Pues en el caso del gobierno mundial pasa lo mismo: nuestros objetivos los debemos fijar en función de nuestros intereses estratégicos, no en función de si coinciden o no con los del enemigo.

Las élites quieren un gobierno mundial sin naciones estado, sin la ONU ni ningún tipo de organismos multilaterales.

Nosotros queremos un gobierno popular, democrático, federado. No queremos la ONU porque no es gobierno. Queremos un gobierno con un Parlamento fuerte, que represente de verdad a los pueblos del mundo.

De modo que estamos en una decisión dialéctica.

Nos atrincheramos en la ONU para resistir. Pero la debilitamos en la medida que vamos creando fuerzas multilaterales efectivas que vayan haciendo posible el gobierno mundial bajo la Constitución Mundial.

Si tenemos una visión estratégica clara, si seguimos la dirección evolutiva del Universo, no podemos fallar.

Tenemos que hacer como Tarzán. No soltamos una liana hasta que tengamos férreamente en nuestras manos la siguiente.

Leopoldo Cook
25 noviembre, 2021
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