Pacifismo o No Violencia

Que las cosas toman la forma de las herramientas que usamos para construirlas, es un principio ampliamente aceptado.

 

Por ello, la revolución, la construcción de un mundo de Amor, sólo puede ser construida con Amor. Si no hay Amor en su construcción, resultará algo no sustentable, un cascarón vacío.

 

Una revolución violenta, a veces necesaria, dejará heridas que podrían tardar generaciones en sanar.

 

… Pero, a veces, la violencia es necesaria…. Pero con Amor.

 

¿Cómo así?

 

Tolstoi fue uno de los primeros pacifistas de tiempos recientes. Entendía que un cristiano estaba definido por el Sermón de la Montaña, resumido en cinco proposiciones simples: amar a todos, incluyendo a tus enemigos, no cultivar el enfado, no luchar contra el mal con mal, sino devolver mal con bien (poner la otra mejilla), evitar la lujuria y no realizar juramentos.

 

Thoreau, en EEUU, propuso la Desobediencia Civil. Fue pacifista y desobediente. Lo admiraron mucho tanto Gandhi como Martin Luther King.

 

Mahatma Gandhi, de quien Einstein dijo que tal vez a las generaciones futuras les sería difícil imaginar que un hombre tal existió realmente sobre la Tierra, nos decía que la no violencia (Ahimsa) era el primer principio del Yoga, seguido por la veracidad y otros ocho. La No Violencia es algo interior y una acción que puede transformar al mundo.

 

Pero Gandhi añadía que, en este mundo, estos sagrados principios son relativos. Y si por proteger de la violencia a un ser es necesario mentir, es éticamente necesario.  A veces un principio prevalece sobre los otros. Gandhi aconsejó a un campesino, durante su larga investigación en la región de Champarán, que, si un terrateniente pretendía abusar de su hija, defendiera su dignidad con una escopeta, si era necesario.

 

Buda dijo en forma similar lo de que las verdades son relativas unas de otras, con la parábola del padre que engaña a sus hijos diciéndoles que les tiene fabulosos regalos, para hacerlos salir de la casa que arde en llamas, al no lograr hacerlo con la verdad.

 

Martin Luther King es otro gran ejemplo de la lucha no violenta, y obtuvo grandes victorias para la gente de color en EEUU, en una época de fuerte racismo, utilizando esa filosofía y método. Él afirmaba que el amor, a través de la no violencia, es la única arma capaz de convertir a tu enemigo en tu amigo.

 

Albert Einstein fue otro gran defensor de la paz y la no violencia.

 

Camilo Torres, sacerdote colombiano, quien predicaba una “caridad eficaz”, decidió, al ver frustradas las luchas pacíficas, tomar las armas con el ELN. Murió en batalla. Estoy seguro que al enfrentar al “enemigo”, a esos jóvenes soldados, pueblo como él, lo hizo impulsado con el profundo Amor, y supo asumir gallardamente la responsabilidad de su acción.

 

Incluso la Iglesia Católica, tan retardataria y retrógrada, ha llegado a reconocer la pertinencia de la “guerra justa y la insurrección revolucionaria en el caso de tiranías evidentes” (Populorum Progressio).

 

Mandela, merecido Premio Nobel de la Paz, analizó esto muy bien. ¿Duda alguien, incluso sus enemigos, de la altitud moral de este gigante? En su lucha contra el Apartheid analizó el uso de diversas formas de lucha. Desde el terrorismo, pasando por el sabotaje, la guerrilla, la insurrección, la lucha pacífica. En los primeros años insistió en la no violencia como método privilegiado, pero el Apartheid se radicalizaba, mataban a los negros por miles. En la época en que la resistencia no violenta, su preferida, ya no era suficiente para vencer al régimen racista, no dudó en hacer uso del sabotaje (Mandela siempre rechazó al terrorismo), siempre que se minimizase el número de víctimas humanas.

 

Cuando ya el Apartheid se hizo insostenible, el Presidente de Suráfrica invitó a Mandela a tener conversaciones de paz, y le pidió que cesara la violencia. Mandela respondió muy firme que la violencia venía del régimen del Apartheid, que una vez que cesara, inmediatamente él llamaría también al cese de la violencia por parte del pueblo.  

 

Estoy seguro que este mega ser supo asumir sobre sí la carga karmática de las decisiones que tomaba en ese sentido, no rehuyó su responsabilidad, y las llevó a cabo con profundo Amor.

 

Por poner un ejemplo más cercano a la mayoría, en la película “El Nuevo Karate Kit”, cuando la chica (Hilary Swank) se enorgullece de que el señor Miyagui “pateó en el trasero” a los oponentes, éste, con vergüenza por haber recurrido a la violencia inevitable, le dice: “no debes luchar, pero si lo haces… vence”.

 

El tema de la no violencia es central en Silo (Movimiento Humanista). Definen los Humanistas a la No Violencia como una estrategia de lucha que consiste en la denuncia sistemática de todas las formas de violencia que ejerce el sistema. Es una táctica de lucha aplicada a situaciones puntuales en las que se verifica cualquier tipo de discriminación.

 

Silo tiene en Tolstoi, Ruskin, Gandhi y Martin Luther King algunos antecedentes.

Está en contra de la discriminación y la intolerancia; y del uso de la violencia como metodología de acción para imponer una concepción o unos ideales por altos que éstos sean.

 

Miles de mujeres y hombres son ejemplo de heroica ética en este sentido. Podríamos escribir cientos de páginas.

 

Se trata de amar al prójimo, sea amigo o “enemigo”. Y sentir horror a las acciones emanadas del odio, la avaricia, la intolerancia, el miedo, en fin, vengan de “enemigos” o de “aliados”.

 

Por ello, más que de atacar al “enemigo”, se trata de construir lo nuevo. Más que de luchar contra la oscuridad, se trata de llevar luz.

 

Y cuando, como Jesús, haya que tomar el látigo, que sea con una ira profética, santa. La ira en contra de los mercaderes, o contra los hipócritas fariseos y saduceos (lo que sería la jerarquía eclesiástica hoy en día), la considero una ira santa, no un error. Porque fue una ira contra el pecado, no contra el pecador. Me imagino que la misma ira que hizo recurrir en ciertos momentos a la violencia a Camilo Torres, o a Mandela.

 

La No Violencia parte de los principios del Yoga, y puede resumirse en “inofensividad”, causar el mínimo de violencia posible. (A continuación, hago algunas citas de Sarkar, fundador de Ananda Marga).

 

Reconocemos que la fuerza es una de las leyes del Universo. “La vida es un movimiento desde la imperfección hacia la perfección”. Y todo movimiento es movido por una fuerza. La Conciencia Suprema es “el creador, el ordenador, el destructor”.

 

Pero “lucha y guerra no son sinónimos. Mientras que la guerra surge del odio, la lucha es una parte esencial de la vida”.

 

“En el mundo humano no es la fuerza física sino el poder intelectual lo que resulta victorioso”. “Aquellos que quieren establecer la igualdad universal o paridad social solo mediante la ley o las bayonetas, de seguro fracasarán”.

 

“Entonces nuestro deber es triple. Primero es cumplir la moralidad. Segundo, unificar a los moralistas del mundo. Tercero, luchar sin misericordia contra el pecado… Actualmente la necesidad de armas es mayor que la de tambores y cimbles para refrenar las embestidas de los moralistas”.

 

“El sadvipra (líder espiritual) no es un testigo pasivo. Es un participante activo en guardar que ninguna persona o clase explote al resto. Para esto puede tener que recurrir aún a la violencia física, puesto que el sadvipra debe golpear la fuente misma del poder que está tendiendo a volverse explotador”. “Si los sadvipras obtienen un apoyo masivo activo, es seguro que sobrevendrá la revolución”. “Es el deber de la gente buena declarar la guerra a los opresores”.

 

Un líder revolucionario que se ve impelido a hacer uso de cierta dosis de violencia, lo hace solamente en caso extremo, y asume, si es posible, la ejecución de la acción con sus propias manos, para evitar la carga kármica sobre sus compañeros.

 

La lucha debe ser tan pacífica como sea posible, tan violenta como sea necesaria. La menor violencia posible, pues llevaremos su karma por décadas. Y lo construido con violencia, genera estructuras cargadas de violencia, que tardan mucho tiempo en sanar.

 

Requerimos un nuevo vocabulario, o darles nuevo contenido a las viejas palabras. En lugar de “luchar contra”, “accionemos por”. No usemos el término de “atacar”, ni siquiera “defendernos”, sino “llevar luz”, “concientizar”. El “enemigo” ya no es un enemigo, sino un ser que sufre en su oscuridad, no le debemos causar el mal, sino llevarle consciencia. No estamos en “guerra” contra el mal, sino en una misión por la luz.

 

Como en el Arte de la Guerra, venzamos al enemigo sin luchar contra él, simplemente derrotando su estrategia, y atrayéndolo hacia nosotros, como aliado.

 

Ilusos, utópicos, nos llaman algunos. Sí, pero utópicos prácticos, con esa utopía que nos señala el horizonte lejano y nos hace caminar.

 

Que las élites no van a dejar de recurrir a la violencia, nos dicen otros. Es cierto, está demostrado por la historia. Pero también está demostrado que los movimientos no violentos que se han enfrentado a la opresión, al triunfar, han generado sociedades más estables y justas, que aquéllas surgidas de revoluciones sangrientas. Y que aquéllas que han triunfado por la violencia, están condenadas a futuras reacciones violentas.

 

Qué esa lucha no violencia sólo puede dar resultados a largo plazo, también escuchamos decir. Cierto, ¡pero cuán estables son esos resultados! ¿Y no llevamos siglos en esta lucha civilizatoria? Así que la cosecha no está muy lejos.

Estamos en tiempos de cambio. El Universo está ante una Quinta Revolución y la Civilización humana ante un cambio civilizatorio sin igual. El “modernismo” está por ser trascendido por una nueva etapa histórica, que incluirá los avances de la anterior, pero trascendidos, con visión holística, social. La Revolución Mundial es en principio no violenta. Una era de paz, equidad y sustentabilidad está por abrirse, si ayudamos al parto.

 

Si las élites se oponen, serán barridas por la historia. Si es necesario, se usará la fuerza. Pero nuestra revolución es de construcción: democratizar las finanzas, la educación, la tecnología, para que el poder esté equilibrado, repartido entre la gente.

 

De allí las tres caras de la Revolución. La personal, la primera, la espiritual y ética. La segunda, la social, necesaria y justa. La tercera, la mundial, porque somos Uno. Tres caras que son una sola, indispensables todas como las tres patas de un taburete.

 

Si en tu corazón hay odio al enemigo, no estás en mi misma búsqueda. Si para ti la violencia es una forma de lucha indispensable, no estamos en el mismo lado.

 

No es fácil ser revolucionario no violento. El principal “enemigo” está dentro nuestro.

 

Debemos diferenciar entre pacifismo y No Violencia.

 

El pacifismo es la corriente de pensamiento que defiende que los conflictos, ya sea entre personas o grupos, han de resolverse de forma pacífica, sin recurrir a la violencia, y a la violencia armada, en ningún caso. El pacifismo promueve las relaciones de paz. Siempre pone la otra mejilla.

 

Por otra parte, la acción no violenta es una técnica por medio de la cual las personas que rechazan la pasividad y la sumisión pueden llevar adelante su lucha sin violencia en la mayoría de los casos. La acción no violenta no es un intento por prevenir o ignorar el conflicto.

 

La no-violencia activa lucha para reducir y eliminar la violencia directa porque es causa de la otra. Para ello tiene una filosofía de la vida basada en la búsqueda de la verdad y de la justicia, se apoya en varias estrategias y cuenta con tácticas.

 

 

Qué dice la Constitución Mundial para la Federación de la Tierra acerca del uso de la violencia

 

Los proponentes de la Constitución Mundial utilizan métodos democráticos y no violentos para su promoción. La educación y concientización de la gente, la organización, los referendos.

 

En la forma de gobernar, también se promueve la No Violencia.

 

En el manifiesto que antecede a la Constitución Mundial se dice que la ONU ha fallado en la búsqueda de la paz, por lo que su fallo evidencia que no puede defenderse la integridad del sistema de nación-estado, economía global basada en el modelo occidental de avaricia, explotación financiera e intereses propios de las corporaciones que demandan que la paz sea preservada con la guerra, al crear ejércitos de la ONU, conocidos como fuerzas de la paz (peacekeeping). Con estas acciones resulta imposible disminuir el militarismo que crece en el mundo.

 

Por eso la Federación creada con la Constitución Mundial es no militar, en la que todas las naciones miembros deberán acatar el desarme como una condición para unirse y beneficiarse de la federación mundial.

 

Para enfrentarse a situaciones de motines, insurrecciones y violencia armada, se desarrollarán estrategias y métodos particulares no violentos por el Parlamento Mundial, que requerirán de una legislación del Parlamento Mundial además de las provisiones específicas de esta Constitución Mundial.

 

Se establece como principio que cada nación o unidad política que ratifique la Constitución Mundial, ya sea mediante la ratificación preliminar o la final, estará limitándose a no usar nunca las fuerzas armadas o armas de destrucción masiva contra ningún otro miembro o unidad de la Federación de la Tierra, sin importar qué tanto tiempo tomará el lograr el desarme completo de todas las naciones y unidades políticas que ratifiquen esta Constitución Mundial.

 

Las naciones ratificantes transferirán todas las armas de destrucción masiva, aunque durante la primera etapa operativa del Gobierno Mundial, las naciones ratificadoras podrán retener fuerzas armadas equipadas con armas diferentes a las armas de destrucción masiva. Se entiende que se trata de un proceso evolutivo histórico difícil, pero necesario.

 

Durante la segunda etapa operativa, todas las fuerzas armadas y la fuerza paramilitar de las naciones que se han unido a la Federación de la Tierra deberán estar completamente desarmadas.

 

Se parte entonces del principio de que el militarismo no se combate con militarismo. Obsérvese que esto es una declaración estratégica, válida para la etapa operativa plena, visión estratégica a largo plazo.

 

Entre los diez principios de ética del Movimiento por la Federación de la Tierra está el de No violencia. Un ciudadano del mundo afirma el principio de resolver conflictos de forma no violenta. Como dijo Gandhi, hay docenas de formas de resolver conflictos de forma creativa e inteligente.

 

Incluso, hay aprobada una Ley Mundial (Acta 44), que trata de la Desobediencia Civil No Violenta.

 

Hemos visto que estamos ante la tal vez más grave crisis que ha enfrentado la humanidad en toda su evolución.

 

Así mismo, que la gobernanza actual no dispone de gobernabilidad mundial. La ONU es incapaz de enfrentar los problemas planetarios.

Hay inmensos poderes que representan la situación actual y que presentarán una gran resistencia al cambio.

Pero también hemos visto la tendencia globalizante de la evolución humana, que asciende espiraladamente, incluyendo y trascendiendo lo anterior.

Proponemos construir. Hacer del centro de la estrategia el buscar la luz, no luchar contra la oscuridad. Resistir y luchar cuando necesario, pero centrar los esfuerzos en construir lo nuevo.

 

Dios proveyó. El cambio está al alcance de nuestra mano.

La Espiritualidad, la ética, debe comandar.

La Ecología, supeditada a la ética.

La política seguirla, obedeciendo.

La economía, definitivamente, obedeciendo a sus hermanas mayores.

La invitación es también a mirar con objetividad las enseñanzas de las culturas que han resistido a la modernidad, para incluir y trascender.

Sólo un gobierno mundial puede llevarnos a feliz término. La Constitución Mundial para la Federación de la Tierra nos da la herramienta para ello.

La invitación es a participar activamente en alcanzar esta utopía práctica.

Leopoldo Cook
2 marzo, 2022
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