DE VERDAD, DE VERDAD, NO ME GUSTA LA “DEMOCRACIA”

Cuando normalmente hablamos de democracia, ¿a qué nos referimos?:

 

ü   Separación de poderes: al menos tres: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, con funciones separadas, contraloras unas de otras (Modelo Mostesquieu, de la modernidad). Nos dicen que eso es muy bueno.

ü   Democracia política: principalmente el voto, con los aditamentos de los últimos siglos: más allá de la representatividad, la participación directa.

ü   Democracia económica: libertad de propiedad, libertad de ejercicio de cualquier actividad económica legítima.

ü   Libertades civiles y derechos humanos, que se han ido mejorando, tan bien cubiertos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

 

Considero que, a pesar de todo lo que se ha avanzado en la historia en la liberación del ser humano, con el mejoramiento continuo de este sistema sociocultural, el concepto de “democracia” que normalmente manejamos se mantiene ligado férreamente al capital y fomenta el individualismo, el materialismo. Es lo que podemos llamar “Democracia Burguesa”. Está entrampado dentro de sí mismo, atado a un esquema civilizatorio que es necesario superar. Y ningún sistema encuentra la solución a sus problemas dentro de sí mismo.

 

De hecho, hasta el término, “democracia”, proviene del peyorativo aristotélico (gobierno de la “chusma”), que sería una forma corrupta o degenerada del ideal, que él concibe como “politeía”; y el término “República” tampoco tiene muy buena perspectiva. Siguiendo a Vladimir Acosta (“El Monstruo y sus entrañas”):

 

“Aristóteles, en busca de una forma estable y justa de gobierno, propone una combinación de las tres formas ‘buenas’: de monarchía, aristokratía y policía o politeía, pero no en proporciones iguales sino con bastante de monarchía, más todavía de aristokratía y algo, no mucho, de policía o politeía, porque el pueblo es siempre inmaduro, voluble, peligroso. Y es de esta propuesta aristotélica que los romanos van a sacar siglos des­pués la idea de lo que se llama desde entonces República… la república sería el go­bierno que combina en proporciones desiguales lo mejor de las tres formas clásicas de buen gobierno a fin de lograr con ello la mayor estabilidad política en función del mayor bienestar social.”

 

¿Cómo veo yo un buen sistema socio-cultural-económico que a su vez se base en los valores humanos, adecuado a los cambios civilizatorios que se avecinan (si ayudamos a empujar)? (Es decir, el máximo posible de los “cuatro cuadrantes” de Wilber):

 

ü   Más que separación de poderes, integración dialéctica, unificación de la reproducción material y la esfera política. Aquí apoyo a Meszaros (“El desafío y la carga del tiempo histórico”), en la sustitución del parlamentarismo por un sistema decisorio popular que combine lo político y lo económico.

ü   Decisiones basadas en Asambleas, por lo que la organización política-productiva debe hacerse en sucesivas instancias “holárquicas”, como lo contempla el “Estado Comunal” (ver Leyes del Poder Popular, Venezuela) (que prefiero llamar “Nación Comunal”), pero extendidas hasta lo mundial (como lo propone la Constitución Mundial para la Federación de la Tierra). Decisiones que abarcan no sólo lo político, sino lo económico, lo social, lo cultural, todo. Las elecciones actuales tras el parabán, en la soledad individual, tienden a individualizar la selección. Pues, como decía John Foster Nash, cuando intentó corregir a Adam Smith, “el equilibrio no surge de que cada quien busque sólo su beneficio personal, sino el suyo como parte del de los demás. He allí la gran diferencia.” (Película “Mentes Brillantes”).

ü   Por ello, menos representatividad y más participación protagónica. Se puede estudiar eso que proponen como “Democracia Monitorizada” (John Keane), pero en todo caso, muchos mecanismos de participación, como las iniciativas, la autogestión, rendición de cuentas, los referendos de todo tipo, la revocatoria de mandato.

ü   Descentralización de la vida ciudadana, concordante con lo anterior, similar a la descentralización de la producción mediante Unidades Socioeconómicas Autosuficientes que propone PROUT y la Constitución Mundial para la Federación de la Tierra.

ü   Propiedad privada garantizada de las necesidades de vida (bienes muebles, inmuebles, etc.), y propiedad social de los bienes y medios de producción a tres niveles: elementos estratégicos, propiedad de la sociedad en conjunto; elementos necesarios (incluyendo financieros): empresas cooperativas y pequeñas y medianas empresas; elementos superfluos o suntuarios: propiedad privada, limitada de crecimiento.

ü   Por supuesto, todas las libertades civiles y derechos humanos, que se han ido mejorando, tan bien cubiertos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en la Constitución Mundial para la Federación de la Tierra, bajo los valores de la unidad en la diversidad, diálogo, no violencia, compasión, solidaridad, justicia, sostenibilidad, soberanía residente en el pueblo y demás altos valores.

ü   Y de último, pero tal vez lo más importante, la espiritualidad, la ética, la sacralidad de la individualidad como parte de lo colectivo. Lo espiritual (no lo religioso, aclaro) comandando a la política, y ésta a la economía.

 

Hacer eso sería una gran revolución, que rompería no sólo con el capitalismo, sino con las bases de la “Modernidad”. Esa es mi revolución.
Leopoldo Cook
3 febrero, 2021
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