MÁS ALLÁ DEL LUCRO
(Y más allá del socialismo)

Los que tendemos al socialismo, nos preguntamos cuál es la motivación que impulsaría a una sociedad a buscar la plenitud de vida.

 

Bajo el pensamiento modernista, en particular bajo el capitalismo, la búsqueda del lucro, el beneficio personal, se dice que es el principal motor del “progreso”. Las personas, movidas por el afán de obtener ganancias, compiten en el mercado, lo que genera un equilibrio y les permite maximizar sus ganancias. El mercado equilibra los precios. Hay una tendencia al crecimiento constante, única vía en que las empresas pueden subsistir en el tiempo bajo el sistema de competencia.

 

El resultado: por una parte, una demanda cada vez mayor de recursos ambientales, carga sobre el ambiente, crisis climática. Por la otra: concentración y centralización del capital, concentración del poder de las élites, tendencia al fascismo. Y por otra: incremento constante de la disparidad social, aumento de la pobreza. Los tres grandes resultados del proceder capitalista.

 

¿Qué sentido puede tener que una persona tenga riquezas más allá de lo que puede usar? Creo que eso es una enfermedad mental, más allá de la neurosis, con comportamientos compulsivos, hasta psicóticos.

 

En caso de que, gracias a la tecnología y a la buena política, logramos una sociedad en la que TODOS tengamos acceso al vivir en plenitud, ¿qué sentido tendría acumular riquezas que no pueden expresarse en un buen vivir? Que algunos tengan más que otros, bien porque algunos escogen la sencillez como medio de vida, bien porque otros merecen ciertos privilegios por su esfuerzo y dedicación, es natural. Pero dentro de un rango aceptable, digamos que en una relación de uno a cuatro, por poner un número.

 

¿Cómo hacer para generar un esquema de organización social que fomente la vida plena, sin recurrir solamente al nefasto espíritu de lucro? Los pensadores capitalistas nos dicen que es imposible, si no hay esperanza de ganancia, de enriquecimiento, la economía se estanca, no hay “progreso”.

 

Debemos encontrar un modelo sustentable de organización social diferente al “progreso” capitalista.

 

No descartamos del todo al afán del lucro como motor, pero secundario, muy por debajo de otros motores.

 

Una pista nos la dan los pueblos originarios de Abya Yala (América) con el “buen vivir” o “vivir bien”, que busca la vida en plenitud. Perciben al individuo como parte de la Naturaleza, y definen la comunidad incluyendo a todos los seres vivos y el entorno.

 

Yo creo que sería algo así como “Buen vivir, con tecnología”.

 

Yo parto del refrán “Dios proveerá”, muy sabio, que yo prefiero expresar como “Dios proveyó”, pues no es una promesa, es un hecho. La Naturaleza provee YA todo lo necesario para la vida en plenitud de todos los seres vivientes (y muchos más), en armonía, homeostasis.

 

Hay varias vertientes del Buen Vivir. Consultamos esto en Bing: la corriente indigenista, la corriente socialista y la corriente post-estructuralista.

 

1.     La corriente indigenista se basa en los principios cosmológicos de los pueblos originarios de América Latina, que conciben al ser humano como parte de la Naturaleza y de una comunidad amplia que incluye a todos los seres vivos y al entorno. El buen vivir, en este sentido, implica vivir en armonía, equilibrio y reciprocidad con la Naturaleza y con los demás, respetando la diversidad y la autonomía de cada pueblo y cultura. Esta corriente plantea una crítica radical a la modernidad occidental y al capitalismo (y al comunismo), y propone recuperar y fortalecer las prácticas comunitarias y ancestrales de los pueblos indígenas, así como sus formas de organización política y social. Algunos ejemplos de conceptos indígenas que expresan el buen vivir son el sumak kawsay de los quechuas, el suma qamaña de los aymaras, el ñande reko de los guaraníes o el lekili de los mayas.

 

2.     La corriente socialista se caracteriza por la relevancia que sus autores le dan a la gestión política estatal del buen vivir, así como a los elementos relativos a la equidad social, dejando en un segundo plano las cuestiones ambientales, culturales e identitarias. El buen vivir, en este caso, implica garantizar los derechos sociales, económicos y culturales de la población, mediante una planificación participativa, una redistribución de la riqueza y una democratización del poder. Esta corriente se inspira en el marxismo y en el socialismo del siglo XXI, y propone una transformación estructural del sistema capitalista, pero sin renunciar al crecimiento económico ni al desarrollo tecnológico. Algunos ejemplos de conceptos socialistas que expresan el buen vivir son el socialismo comunitario de Evo Morales, el socialismo ecológico de Hugo Chávez o el socialismo humanista de Rafael Correa.

 

3.     La corriente post-estructuralista se distingue por la conexión que establece entre el buen vivir y el campo académico, especialmente con las teorías críticas y decoloniales. El buen vivir, en este sentido, implica cuestionar los discursos hegemónicos y las categorías universales que imponen una visión única y excluyente de la realidad, y abrir el espacio para el diálogo, el pluralismo y la diversidad. Esta corriente plantea una crítica epistemológica y ontológica a la modernidad occidental y al capitalismo, y propone construir un pensamiento propio y una ética de la alteridad, que reconozca y valore las múltiples formas de existir y de conocer. Algunos ejemplos de conceptos post-estructuralistas que expresan el buen vivir son el posdesarrollo de Arturo Escobar, la ecología de saberes de Boaventura de Sousa Santos o la pluriversalidad de Walter Mignolo.

 

Me acerco más a la primera. La segunda y tercera les veo la falla de la “fragmentación” típica del modernismo (segunda) y etériedad (la tercera).

 

Ahora bien, una sociedad organizada bajo estos principios del “Buen Vivir”, ¿no se estancará, no será estacionaria? ¿Cómo se garantiza un nivel de vida cada vez más cerca de la plenitud? ¿Requiere este esquema civilizatorio renunciar a las tecnologías que mejoran progresivamente la calidad de vida de la sociedad?

 

Consulto nuevamente a Bing:

 

En cuanto a la motivación que impulsaría a una sociedad a buscar la plenitud de vida, creo que se puede decir que es el deseo de vivir mejor, no solo en términos materiales, sino también en términos espirituales, afectivos, culturales y ecológicos. Es decir, se trata de buscar una forma de vida que satisfaga las necesidades humanas básicas, pero también que permita el desarrollo de las potencialidades y capacidades de cada persona y de cada colectivo, en armonía con la Naturaleza y con los demás. Esta motivación puede surgir de la insatisfacción y el malestar que genera el sistema capitalista, que produce desigualdad, explotación, alienación, violencia y destrucción ambiental, pero también de la esperanza y la utopía que inspiran las experiencias y las propuestas alternativas que existen en diferentes partes del mundo.

 

Se trata de definir colectivamente qué es el buen vivir para cada sociedad, y de diseñar e implementar las políticas, las instituciones, las normas, los valores y las prácticas que lo hagan posible. Esto implica un cambio radical en la forma de entender y de organizar la economía, la política, la cultura y la sociedad, que supere la lógica capitalista y que se base en principios como la solidaridad, la cooperación, la complementariedad, la diversidad, la reciprocidad, la equidad, la justicia, la democracia y la sustentabilidad.

 

En cuanto a la cuestión de si este esquema civilizatorio requiere renunciar a las tecnologías que mejoran progresivamente la calidad de vida de la sociedad, creo que se puede decir que no se trata de renunciar a la tecnología en sí misma, sino de cuestionar el tipo de tecnología, el uso que se le da, el fin que se persigue y el impacto que tiene. Se trata de promover una tecnología que sea apropiada, adecuada, accesible, participativa, democrática, diversa y ecológica, que responda a las necesidades y a los intereses de la sociedad, y que no genere dependencia, desigualdad, exclusión, dominación o degradación ambiental. Esto implica un cambio en la forma de producir, de consumir, de distribuir y de apropiarse de la tecnología, que supere la lógica capitalista y que se base en principios como la soberanía, la autonomía, la innovación, la creatividad, la diversidad, la cooperación y la sustentabilidad.

 

Sin despreciar lo material, la plenitud de vida tiene que tener componentes intangibles. Los cuatro cuadrantes de ken Wilber es una buena jherramienta de aproximación.

 

La motivación humana es un fenómeno multifacético, que depende de las necesidades y los deseos de cada individuo y de cada sociedad, así como del contexto socioinstitucional en el que se desarrollan. Por tanto, no hay una sola motivación que pueda sustituir, o complementar, al afán por el lucro, sino que hay diferentes tipos de motivación que pueden orientar la acción humana hacia fines más nobles, éticos y ecológicos.

 

Algunos ejemplos de estos tipos de motivación son:

 

  • La motivación intrínseca: Es la que surge del propio interés, placer o satisfacción que produce realizar una actividad, sin depender de recompensas externas. Esta motivación puede fomentar la creatividad, la innovación, el aprendizaje y el desarrollo personal, así como el compromiso con la actividad y con los objetivos que se persiguen. Por ejemplo, una persona puede estar motivada intrínsecamente por investigar sobre un tema que le apasiona, por crear una obra de arte que exprese su visión del mundo, o por participar en un proyecto social que mejore la vida de su comunidad.

 

  • La motivación altruista: Es la que surge del deseo de ayudar, cooperar o contribuir al bienestar de los demás, sin esperar nada a cambio. Esta motivación puede fomentar la solidaridad, la empatía, la generosidad y la responsabilidad social, así como el sentido de pertenencia y de identidad con un grupo o una causa. Por ejemplo, una persona puede estar motivada altruistamente por donar sangre, por colaborar con una ONG, o por defender los derechos humanos.

 

  • La motivación ecológica: Es la que surge del respeto, el cuidado y la protección de la naturaleza y de los recursos naturales, reconociendo su valor intrínseco y su importancia para la vida. Esta motivación puede fomentar la conciencia, la sensibilidad y la acción ambiental, así como el equilibrio y la armonía con el entorno. Por ejemplo, una persona puede estar motivada ecológicamente por reciclar, por consumir productos ecológicos, o por participar en una campaña de reforestación.

 

Esto requiere una sociedad basada en valores, en la que sus integrantes tengan dos cosas fundamentales, entre otras: acceso al conocimiento y tiempo libre.

 

No es fácil llegar a ese esquema civilizatorio. No creo que por evolución lleguemos a él.

 

Afortunadamente, la historia es un proceso social caótico, que permite la evolución y revolución humana, pasando por ciertos atractores. El paso de uno a otro es un salto cuántico, una “revolución”.

 

Carlos Marx, P.R. Sarkar, Herbert Spencer, Arnold Toynbee, Clare Graves, Alvin Toffler, Morris Berman, Susan Blackmore, Jorge Beinstein, Ken Wilber y muchos otros identifican esos atractores en la historiología. Unos de una forma sectorizada, otros más amplia, holística.

 

Estamos en un cambio de época. El salto de un atractor a otro. En ese salto, tenemos la oportunidad de aliarnos al Universo, poniéndonos en línea con sus tendencias, para contreibuir a delinear esa nueva civilización. Ese es nuestro aliado.

 

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Leopoldo Cook
2 febrero, 2024
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Para Vivir Bien, no basta el socialismo