No todos pensamos igual. Cada quien percibe un mundo diferente, debido a sus experiencias pasadas. Cada uno nos hemos formado una “Visión de Mundo” acorde a ellas.
Pero muchas experiencias resultan ser comunes en determinada sociedad, así que es normal que toda una sociedad en particular comparta una visión de mundo, con las normales diferencias entre diferentes individuos. O también que existan diversas visiones de mundo, en función de los grupos sociales, intereses de clase, etc.
La Humanidad evoluciona hacia un cambio civilizatorio más allá de la “Modernidad”: Democrático, no dualista, biocéntrico, holista. Pero subsistirán por mucho tiempo múltiples visiones colectivas de mundo (sistemas biopsicosociales). Esta es la Unidad en la Diversidad en la que debemos trabajar.
Cada civilización, cada nación, tiene derecho a la autodeterminación, a la libertad de seleccionar su forma de organizarse, pero bajo un concepto de “soberanía” revisado, pues la soberanía de uno termina en donde comienza la de los demás.
Lo más difícil de conciliar son las visiones dicotómicas “socialista” y “capitalista”. Parecen ser antagónicas.
Sin embargo, en pleno siglo XXI, no creo que nadie niegue el concepto de los Derechos Humanos Universales a que hemos llegado. Derechos de primera, segunda y tercera generación. Derecho al empleo digno, útil y bien remunerado; a la educación gratuita a todos los niveles; a la alimentación adecuada y nutritiva; a la seguridad social; a la salud y cuidados médicos gratuitos; a la vivienda adecuada; en fin, a la cobertura de las necesidades básicas; para sólo referirnos a los que se refieren a lo socioeconómico. El Ingreso Mínimo Garantizado, que permite a todos tener cubiertas esas necesidades básicas, apunta a esto. Es decir, un “Nivel de Vida Básico”. Hasta los sistemas puramente capitalistas lo entienden, pues sólo quienes superen ese mínimo están en condiciones de participar en el llamado “mercado”.
Al cubrimiento de este “Nivel de Vida Básico” corresponden las acciones del Estado de Bienestar Social, o el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia. Podríamos decir que se trata de promover el “socialismo” a este nivel.
Pero creo que nadie niega tampoco que la riqueza, más allá de la equitatividad explicada en los párrafos anteriores, debe repartirse además en función del esfuerzo de cada quién. Habrá quienes opten por una vida sencilla, que no vaya mucho más allá del “Nivel de Vida Básico”. Pero muchos otros querrán “prosperar”, y es válido. Es justo que la sociedad retribuya a estas personas en proporción a su esfuerzo, siempre que su actividad sea socialmente productiva (ética, sustentable) y a un nivel tal que se impida las posiciones de dominio sobre otros. Debe premiarse el emprendimiento. Podríamos decir que se trata de promover el “emprendimiento”, y la “sana competencia”, a este nivel. Algunos preferirán usar el término “capitalismo”, pero este término está muy desprestigiado y además ya no existe (el capitalismo exige un mercado competitivo, que ya no existe).
Teóricos sociales y capitalistas coinciden en que el “mercado” no puede dejarse actuar libremente, que debe regularse para evitar excesos y contrarrestar la no sustentabilidad del sistema capitalista. Incluso los “Neoliberales” han tenido que aceptar cierto nivel de participación del “Estado”. El Estado (mundial, en este caso) debe encargarse de regular el comercio mundial y todos los aspectos comunes que escapan al alcance de las naciones.
Por eso, una forma de expresar la Unidad en la Diversidad en este campo de ideas socioeconómicas a nivel mundial, es decir que promoveremos el “socialismo” hasta el “Nivel de Vida Básico”, y el “Emprendimiento” a partir de allí. Otros preferirán decirlo, en otros términos: “tanto socialismo como sea posible, tanto emprendimiento como sea necesario”. Los de tendencia hacia el “libre mercado”, tal vez lo vean como “tanto emprendimiento como sea posible, tanto socialismo como sea necesario”. Es tema de conciliar en un diálogo sincero.